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Entrevista con la creadora del newsletter en español de Drácula: “Lo que hace tan populares a estos personajes es que, más que arquetipos, son personas que te puedes creer”

Entrevista Newsletter Querido Draculario Portada
Matadero conversó con Marla Hectic, la española detrás de Querido Draculario, iniciativa de newsletter que comenzó a funcionar este año y mediante la cual pudimos leer la clásica novela homónima de forma epistolar. La joven de 26 años nos cuenta cómo conoció la obra, los motivos para comenzar el proyecto y los elementos que hacen de Drácula un libro inmortal.

Se acerca fin de año y con eso el estreno  de una de las películas más esperadas: Nosferatu de Robert Eggers, una nueva reimaginación del clásico alemán de 1922 que tiene como foco central al mito del vampiro, una adaptación no oficial de la novela Drácula de Bram Stoker.

Una novela de la que somos fanáticos en Revista Matadero. Hace unos meses les comentábamos sobre lo magnífica que es y lo triste que es contar con tantas adaptaciones que no logran acercarse a la obra original. Dentro de eso, un tema de interés son las relecturas que se hacen del libro aprovechando su característica epistolar.

Así, la audiencia puede disfrutar del viaje de Jonathan Harker a Transilvania a partir de mayo, a través de cartas que siguen su aventura y la de su prometida y futura esposa, Mina, mientras el terror comienza a sembrarse en Inglaterra una vez que el viejo conde chupasangre llega a Londres. Con Dracula Daily, como se llama el newsletter original que tomó el concepto, nos adentramos en la historia hasta noviembre, cuando termina la novela.

Eso sí, desde esta base comenzó a funcionar Querido Draculario, una entretenida versión en español con la que varios lectores seguimos las pistas de Jonathan y Mina —y sí, Drácula—. 

En Revista Matadero quisimos conocer a quien estuvo detrás del nuevo boletín que tantas alegrías góticas nos trajo: Marla Hectic, española de Zaragoza, biotecnóloga con máster en Bioética quien lleva “desde entonces buscando un trabajo estable. ¿De qué? Pues el sueño es que una carrera que exige tanto acabe dando resultados; aunque…no negaré que de vez en cuando (todos los días) sueño despierta con tener una titulación que me permitiera aspirar a un trabajo más «artístico»”, cuenta.

En esa misma línea se describe como una nerd de 26 años que siempre “tiene que estar haciendo algo; todo menos quedarse a solas con sus pensamientos”. Afirma que le “encanta el género de terror en general; y los vampiros y el gótico en particular, aunque tampoco hago ascos a prácticamente nada, la verdad. Ahí estaría, en grandes pasiones junto con los musicales y mis libros favoritos”. 

Entrevista Querido Draculario 3 Marla Hectic
Marla Hectic

Lo más importante: ¿Cómo llegaste a Drácula? ¿Fue con la novela misma o alguna película?

Podría mentir y ponerme bastante pedante y decir que llegué de pleno con la novela original, que por supuesto la leí porque hay que leer los «Grandes ClásicosTM», pero fue bastante más banal.

Evidentemente, como persona a la que ya le gustaba todo lo que fuera terror o adyacente al mismo, que vive en sociedad y que, si bien no nací ya con un móvil en la mano y conexión a internet, he vivido el progresivo avance de la «globalización online»; llegué a la adolescencia ya conociendo las pinceladas principales de la historia que ha permeado más culturalmente: un abogado es acosado por Drácula en Transilvania, Van Helsing sabe mucho pero está un poco mal de la olla, mueren mujeres, hay ¿lobos? ¿hombres lobo?, etc. 

Además de, por supuesto, haber visto versiones y adyacentes a versiones. Ahora, ¿cómo llego a la novela? Tenía una profesora de Lengua y Literatura que parecía en una misión sagrada para lograr que sus alumnos odiaran leer y nos mandó obligatoriamente leer un «clásico de la literatura» y escribir un trabajo «libre» analizándolo capítulo a capítulo para la vuelta de vacaciones de Navidad. Por supuesto, yo tenía esa tóxica edad del pavo de «not like other girls» y vi que por casa había una edición de bolsillo de Drácula y dije: PA’ LANTE. Menuda sorpresa me llevé y, sinceramente, pido disculpas a mis padres y resto de familia, porque me pegué todas las Navidades hablando del libro como si fuera la única cosa en toda la existencia de la humanidad.

Recordemos: soy del 98, así que mi adolescencia coincide con el momento álgido de Crepúsculo y, en general, toda la romantización vampírica que ya venía de Anne Rice; sumado a que tenía la imagen cultural de Drácula que más ha calado. En otras palabras: esperaba amar al chupasangres de moral más que cuestionable, mientras unos protagonistas «petardos» pasaban por ahí y… ¿Un tío loco que controlaba ratas?

Ja.

Al instante Jonathan se ganó mi corazón como una persona «de verdad» atrapado en una situación infernal; Mina y Lucy me tenían obsesionada (sobretodo Lucy, ¡ay Dios!, qué graciosa mi obsesión con ella que no sabía exactamente a qué se debía…); Art, Jack y Quincey no tenían ningún tipo de conflicto ni rivalidad tóxica de «machirulos» por estar enamorados de la misma chica; Renfield no controlaba ratas y era un tipo de loco genuinamente fascinante; la Deméter me desgarró; los demás secundarios tenían todos «su aquel»; Van Helsing era…bueno, ese sí era como me lo había imaginado.

Y llegamos a Drácula, al famoso Conde.

Menudo capullo (perdón por el lenguaje). Un abusador manipulador al que la mitad de las cosas le salen bien no por inteligencia ni talento, sino porque está en una posición de poder que así se lo permite (tanto económica y social como sobrenatural). En otras palabras: alguien escalofriante porque, quitando el elemento vampírico…se parece mucho a nuestros villanos de hoy. Consumiendo el mundo y a los que lo habitamos porque pueden.

De hecho, y con esto vuelvo a perder audiencia seguro, creo que la mejor adaptación de quién es Drácula en la novela es la que hace la película Renfield [Chris McKay, 2023], con Nicolas Cage en el papel. Sí, viene desde la parodia, pero esa persona patética aunque aterradora es quién el Drácula original es (y, en general, por muy libre que sea, se vuelve a notar que los guionistas han leído y comprendido el libro —te miro fijamente, Coppola—).

Como broche final, decir que me bajaron la nota del trabajo por ser demasiado largo. 

Drácula es, posiblemente, una de las novelas más conocidas a raíz de sus adaptaciones audiovisuales, las que sin embargo muchas veces omiten buena parte de la novela. ¿Qué es lo que hace a Drácula, como novela interesante, para ti?

En primerísimo lugar: lo diferente que es de cualquier interpretación del mito de Drácula que te sueles encontrar. Como de aquí se llega allí es fascinante cuanto menos.

Para continuar, y sé que esto va a sonar a cursilería absoluta (o a libro de Stephen King), es el poder de la amistad en esta historia. Al final, lo que derrota a Drácula no son los conocimientos enciclopédicos de Van Helsing, ni las visiones que acaba teniendo Mina, ni la absoluta disposición y notas de los dos Jonathans, ni el dinero de Art, ni las armas de Quincey. Es el conjunto de todo ello, y el hecho de que no solo están dispuestos a colaborar y ceder cuando toca sin reparo alguno; sino de que confían plenamente los unos en los otros y, si tienen que hacer la transfusión de sangre más cuestionable de la historia (múltiples veces), pues se hace y no hay más que hablar.

Además, es un libro que muestra esta amistad no solo entre los personajes que, en el canon (aunque aquí tengo mis notas, pero eso ya es tema personal mío), son solo amigos; sino también entre las parejas. Jonathan y Mina son un claro ejemplo de esa idea tan bonita (y que tan pocas veces se muestra, porque, lo entiendo, da para menos drama) de que «tu pareja tiene que ser también tu mejor amigo». E incluso dentro de las amistades «puras» hay distintos tipos: las que parecen remontarse antes de que empiece la novela (Lucy y Mina, los tres pretendientes), la muy reciente pero claramente a perdurar (Jack y Mina, los tres pretendientes con Jonathan), la que se genera en una dinámica maestro-aprendiz, sin callarse de las problemáticas cuando las hay (Van Helsing y Jack; frente a lo sana que parece la de Jonathan con Hawkins).

Y no solo en amistades: en general, es una novela en la que todas las relaciones podrían analizarse hasta el punto de escribir libros enteros sobre ellas. Drácula y Jonathan, con ese juego de posesión tan perverso y que, al final, nunca queda del todo resuelto; Jack y Renfield, con los paralelismos establecidos entre los dos, el desbalance de su dinámica, los momentos en los que se permiten ambos una comunicación pacífica.

Es un libro al que llegas por los vampiros y la estética y te quedas por los vampiros y la estética, pero también por los personajes y las relaciones entre ellos. A tener en cuenta en este respecto, por supuesto, que en aquella época el folletín era lo que más vendía: necesitabas a una audiencia interesada página a página, incluso cuando publicaras en formato novela y, si los personajes y sus relaciones no interesan…vamos mal.

Siguiendo con los personajes: encontrar una novela de esta época, escrita por un señor muy señor que tenga no uno, no dos, sino tres personajes femeninos (no nos olvidemos de la madre de Lucy) muy bien escritos y matizados. Hay autores actuales a los que no se les puede pedir tanto. Aunque el resto del elenco también es una maravilla y, de nuevo, como he comentado antes, que Drácula sea un villano que, quitando la parte mágica, pueda ser tan creíble a día de hoy.

Me quito el sombrero que no llevo, Señor Stoker.

Aparte, por supuesto, es escalofriante cuando debe serlo. He leído pocas cosas en la vida que me hayan dejado con los ovarios como corbata tanto como la lenta y dolorosa transformación de Lucy; y solo el primer fragmento del libro es una master class en cómo crear claustrofobia creciente a la vez que acechas en otros miedos primordiales como son la pérdida de agencia propia y el olvido en el que Jonathan llega a creer puede caer.

Y ya, para terminar con lo que me parece (más) interesante: su formato. Ya voy a hablar seguro más de él luego, pero conocer una historia a partir de toda la información que se ha ido generando en torno a la misma; fue mi primera novela epistolar y me parece un formato fascinante y muy divertido.

¿Qué te llevó a realizar un Dracula Daily en español? ¿Cuánto trabajo costó y más o menos cómo fue tu rutina para implementarlo estos meses?

Depresión y desempleo.

Ya lo sé, dicho así suena terrible, pero… un poco lo es. Como ya se ha establecido, Drácula lleva conmigo mucho tiempo y el año pasado (temporada 2022-2023) ya fue mi segundo año leyendo Dracula Daily y, cuando estaba por empezar, pensé: « ¿Y si…? » y, sinceramente, necesito estar constantemente buscándome misiones porque es, literalmente, la única forma que tengo de permanecer cuerda, de pensar que sirvo para algo. Así que me sirvió a forma de terapia (id a terapia, por favor, esto es como ponerle diques al mar). También me ayudó mucho que el año pasado saliera Re: Dracula que es, básicamente, lo mismo en formato audio con un nivel de producción impresionante. Para quién maneje bien el inglés, lo recomiendo muchísimo.

Por supuesto, está el hecho de que, como con todas las cosas que me gustan, más en contra del gatekeeping no puedo estar, y me gusta gritarle a los cuatro vientos lo maravilloso que es este libro, que sí, lo admito: si lo ves de primeras, no apetece demasiado leerlo. Y claro, Dracula Daily es genial, pero no todo el mundo tiene el nivel de inglés para leerlo y disfrutarlo en condiciones; así que lo veía como una forma de acercarlo a aún más gente. Incluso si el formato online no es lo suyo, o ya tienen una traducción en casa que, con total seguridad, es mucho mejor que la mía; los correos pueden servir de guía.

Además, está feo que yo lo diga, pero creo que los enunciados de cada capítulo ayudan también a hacer la lectura más atractiva (es también de mis cosas favoritas tanto en Dracula Daily como en Re: Dracula) y, cuando ya conoces la historia, es un poco como cuando a un fan de Breaking Bad le dices «el capítulo de la mosca»; te aseguro que sabrán (sabremos) automáticamente de qué hablas.

A la hora de ponerme manos a la obra; me hice un sistema de trabajo bastante cuadriculado, pero, teniendo en cuenta que a la vez he estado estudiando, buscando trabajo, teniendo vida, escribiendo mis cosas, etc., a veces se hacía algo cuesta arriba.

Todos los días escuchaba el Re: Dracula correspondiente, para refrescarme bien qué me iba a tocar traducir y, además, pensar en qué momento del día siguiente me venía mejor hacerlo, según la duración, lo complicado del vocabulario (no le deseo a nadie el infierno que ha sido traducir a los viejos del puerto), etc. Entonces, al día siguiente, cogía mi correo de Dracula Daily, enchufaba Spotify con mi buena música y a traducir. 

Después, se los pasé a dos personas de confianza que prefieren permanecer en el anonimato y que, como favor que jamás podré terminar de pagar, le echaron un ojo y algunos fragmentos eran solo color rojo cuando me los devolvieron (shame, shame on me). Tras corregir esos, con mi copia en físico de Dracula Daily delante para potenciales consultas (y echándole aún más horas a Spotify), hice otras dos sobre-correcciones por mi cuenta (nunca dejando de encontrar fallos o potenciales mejoras).

Así que estos meses solo tenía que hacer los interludios y la publicidad en redes que, la mitad del tiempo, se me olvidaba porque soy un puñetero desastre y la misma depresión y ansiedad que me permitieron acabar este proyecto luego también supieron boicotearlo.

Por fortuna, he tenido la suerte de que Matt de Dracula Daily me ha mencionado en la pre-season tras contactar con él (majísimo), el podcast Buffy Contra Los Vampiros (que, para todo fan de Buffy en particular —o del cine en general, porque las charlas de pelis que se montan son majas— recomiendo mucho) más de lo mismo y el Substack Tinta y Pluma (que por ahora tiene dos posts publicados a momento de corregir estas respuestas [22/11/24] y… sinceramente, auch, llegan); así como alguna que otra recomendación puntual que más no podría agradecer. Por no hablar de que el artistazo que es Breo Álvarez (buscadlo en Instagram, os estoy haciendo un favor) me dio permiso para usar su ilustración de Drácula con las Novias, y con el dinero que me ha llegado por Kofi encargué una comisión a Jazmieo (también por IG) de Lucy post-transformación que quedó de maravilla (sí, la modelo de cara que le di fue Sheryl Lee aka Laura Palmer, Q.D.E.P.). Y, bueno, todas estas cosas ayudan a la hora de promocionar o de que más de una persona se fije en tu proyecto.  

Nota extra aquí: la miniatura de todo el Substack se consiguió manipulando emocionalmente a mi padre, que tiene todo el talento artístico que a mí me falta.

@Jazmieo

¿Cómo se fue dando la audiencia y sus reacciones ante los capítulos?

Al principio había más gente que se metía como tal al Substack, pero con el paso del tiempo pasó lo esperable: la lectura ha seguido estando siempre en un 90% de los subscriptores aproximadamente, pero desde el propio correo. Con el modelo de vida que llevamos como sociedad globalizada a día de hoy, lo entiendo totalmente (no voy a mentir: así leo yo las newsletters también).

Además, sí que ha habido siempre una serie constante de personas que han ido dejando comentarios puntuales y, sobre todo en los Interludios, también interactuando más directo.

Sinceramente, siendo que estoy haciendo esto desde mi portátil por pura vocación y que no soy una personalidad online ni muchísimo menos…ya me parece mucho y agradezco con todo mi ser a todo el mundo que le ha dado una oportunidad; incluso si luego no ha seguido adelante, gracias de corazón.

En una era de contenidos instantáneos y muchas veces obsoletos, Drácula se mantiene. ¿Qué te parece llamativo de compartir la novela a modo epistolar? ¿Qué tipo de fenómeno o de conexión crees que genera en la audiencia seguirla así? 

Por cosas como el modelo Netflix para ver series (odio usar el término «consumir» para cualquier tipo de contenido audiovisual/literario), el agresivo mercado editorial (con novedades y tendencias en TikTok que parecen tener que renovarse mes a mes para permanecer relevantes), las campañas de marketing tan agresivas de cualquier superproducción (y que tantas veces demuestra que no conocen a su público objetivo), el traer una novela que se va leyendo no solo en fragmentos, sino que vienen fechados a tu día a día y que van variando tanto en estilo narrativo como en personalidad que transmiten y trama en la que se centran, ayuda a mantener la atención del público: les das parte de esa instantaneidad que ha permeado y, al mismo tiempo, te permite mantener el interés un periodo mucho más prolongado que si se compartiera de una vez o en un par de bloques.

Aparte, es un estilo de novela que, aunque no inaudito, no es precisamente el más común (en especial en esta era en la que puedes encontrar a gente sentando cátedra sobre cómo la tercera o la primera persona son el único tipo de narrador válido) y, al final, por mucho que las grandes distribuidoras de todo tipo de ficción parecen negarse a creerlo, a casi todo el mundo le gusta de vez en cuando probar algo distinto.

Volviendo al término «compartir», es el gran punto clave por lo que Dracula Daily es el fenómeno que es (especialmente en comunidades como Tumblr o canales de Discord creados específicamente para ello, etc.): al ir leyendo día a día en un correo (que siempre es más personal que, por ejemplo, tener que ir marcándote en tu propia edición qué te toca leer cada día), el luego ir a tu sitio online de referencia para comentar la jugada del día, postear un dibujo, escribir un fic (de hecho, ha habido un resurgimiento de fanfics de Drácula y, honestamente, hay verdaderas maravillas) se hace mucho más apetecible porque sabes que siempre va a haber al menos otra persona que se va a interesar, incluso cuando no comparta tu visión particular.

En resumen: el fenómeno, creo que es una combinación de creación de sentimiento de comunidad con el club de lectura online que se crea, una motivación a la creatividad y una paradójica mezcla de satisfacción de la necesidad de «entretenimiento inmediato» y una consistencia y permanencia que se salen de la regla habitual.

He tenido el placer de ya participar en varias de estas lecturas y algo que me llama la atención es cómo los zoomers conectan con la historia y los personajes, en especial Jonathan y Mina. ¿Qué crees que incide en que estos personajes victorianos (y muchas veces ignorados o mal adaptados) sean tan populares entre los jóvenes?

Para empezar, nunca hay que subestimar el factor sorpresa. Gracias a las adaptaciones de estos personajes, cuando descubres quiénes son en realidad, te encandilan mucho más.

No hay ni un solo Jonathan Harker que no sea un héroe arquetípico en sus miles de adaptaciones; el que más se acerca es el Thomas Hutter del Nosferatu original [Murnau, 1922], y solo es «el que más se parece». Lo cual es especialmente frustrante porque, en general, suelen elegir actores que podrían dar muy bien el perfil buscado (sí, incluso santo Keanu  con su terrible acento falso) y luego…el guion no acompaña.

Ya ni hablo del tratamiento de Mina, víctima como tantos otros personajes victorianos de ser tratados a lo largo de las adaptaciones con aún más sexismo, condescendencia y monodimensionalidad que en obras escritas en una época que en lo que respecta al tratamiento del género femenino no hay demasiados laureles que tirarles.

Porque, con esta «educación cultural» te plantas ante esta obra: Jonathan es básicamente un himbo en el cuerpo de un twink, pero tiene también ese lado nerd tan adorable; y quiere a Mina, no solo porque «sea su chica», o por sus «cualidades femeninas», sino por quien es ella, por la persona que no es solo su amor, sino también su gran amiga. Y, por supuesto, no es perfecto: no solo le faltan a veces un par de luces (himbo, ¿recordáis?), sino que cae en comportamientos racistas y clasistas típicos de su época, tiene una vena vengativa que en un primer momento oculta.

Además, volviendo a la descripción rápida que he dado de este hombre: himbo en cuerpo de twink con un lado nerd muy enamorado de su mujer. Sin quererlo, Stoker creó un personaje ideal para las generaciones actuales. Un personaje en cuya cabeza, además, estás durante gran parte de la obra y puedes ver su deterioro, puedes ver cómo este joven al que le has cogido tanto cariño va destruyéndose ante tus ojos, sin que tú puedas hacer nada, pero él tampoco.

Terrible. Maravilloso.

Y, al otro lado del mar, tenemos a Mina. ¡Y Mina es aún mejor! Es lista, muy capaz, da sus opiniones sin cortarse un pelo cuando está escribiendo su diario, es también una verdadera nerd que no tiene ningún problema en corregir al mismísimo Van Helsing (y trolearle) cuando hace falta. En más de un momento de la novela no aparece como la damisela de su relación, sino como el héroe que tiene que salvar a su desamparada pareja. De hecho, si se me permite la comparación, me recuerda mucho a las mujeres de Canción de Hielo y Fuego: sí, son personajes femeninos en un contexto histórico que les llevan a tener una posición social, ciertas opiniones y comportamientos que igual no son ideales desde un prisma actual, pero tienen suficientes aristas, rasgos de personalidad y motivaciones propias como para brillar tanto o más que sus «compañeros de tinta y papel» masculinos.

Mina pasa por todos los círculos del Infierno que Dante tan brillantemente se inventó para su aclamado fanfic y, a pesar de ello, sigue adelante, pero también se le permite derrumbarse y levantarse. ¡Que a la muchacha sola se le ocurre cómo acabar localizando a Drácula, poco después de usar una hostia sagrada para autolesionarse!

Aunque no es la única a la que se le permite derrumbarse: aquí (y, de nuevo, a diferencia de casi cualquier adaptación que se haya hecho) los hombres lloran. No solo lloran, sino que se les considera casi casi mejores personas por ser capaces de mostrar su devastación. Y esta devastación no viene solo por la gran amenaza de esta obra: también es por pérdidas mucho más mundanales (el corazón roto de Jack —y su workalcoholismo—, el padre de Art…). Volviendo a compararlos con otras de mis obras favoritas: son personajes de Jojo’s Bizarre Adventure: sí, héroes ante el peligro al que plantarán cara cueste lo que cueste. Pero también unos moñas de cuidado cuando toca, cada uno a su manera.

En resumidas cuentas: creo que lo que hace tan populares a estos personajes es que, más que meros arquetipos de cartón piedra que sirven como vehículo para contar este larguísimo cuento gótico, son personas que te puedes creer y que, curiosamente, tienen actitudes, interacciones interpersonales y rasgos de personalidad que resuenan mucho con los lectores actuales; son jóvenes que podrían, con un par de matices, estar entre nuestros jóvenes. 

Y, para concluir, volviendo a Mina y Jonathan: ¿cómo no va a resonar con la gente el momento en el que Jonathan le promete a Mina que, si no consiguen curarla, él mismo se transformará en vampiro; que está dispuesto a sacrificar su alma inmortal, porque sin ella no vale nada? (¿Ves, Coppola?, ahí tenías tu romance épico).

¿Crees que mediante métodos como lo que hiciste con el newsletter, u otros parecidos (recuerdo uno fenomenal de El Señor de los Anillos) se puede acercar la lectura a otras audiencias? 

Sí, por supuesto. Al final, vivimos en un mundo en que el tiempo personal es limitado y, muchas veces, extremadamente espaciado y cualquier tipo de formato que permita una lectura en tiempos más cortos y a través de medios de manejo cómodo y automático, accesibles desde el propio apéndice extra que es ahora nuestro móvil, hace que mucha más gente se anime a ello.

Además, está la sensación ya mencionada de club de lectura online: ya no eres tú en tu casa, con la selección de conciertos para violín de Tchaikovsky más deprimente posible (o un disco de Nine Inch Nails), leyendo en soledad; sino alguien compartiendo una experiencia.

@breoalvarez

¿Te animarías a hacer un Querido Draculario el próximo año? 

Primerismo: ¡esa es la idea! Tengo ya un Excel con el que me estoy cuadrando cómo organizarme para darle un buen repaso a todo, después esta vez de forma más profesional, le pediré a una amiga por encargo pagado que me haga una revisión de todo y volver a programar. Además, me gustaría hacer más contenido adicional y tengo apuntados los días sin capítulo y las potenciales ideas para ellos.

¿Qué otras obras crees que se podrían compartir de esta forma?

Aquí también seré breve porque creo que ya se ha pillado el tranquillo bastante bien: cualquier obra que pase al dominio público. Por supuesto, dependerá del tipo la forma en la que se presente y el público objetivo puede variar, pero es en general una forma bastante amena de poder hacer que muy buenas piezas de literatura puedan llegar a más gente de forma más cómoda, accesible y pseudo-gratuita (no olvidemos que solo lo es dando por supuesto que todo el mundo tiene acceso a dispositivos electrónicos y acceso constante a Internet…y el mundo no es tan justo).

Seguramente, me tiraría por El Último Hombre, de Mary Shelley, porque lo he terminado literalmente hace menos de un mes y me ha fascinado. Además, es en sí mismo una memoria y se podría jugar un poco con el formato, añadirle un paso meta adicional. Pensamientos para mi yo del futuro con trabajo estable.

Mi otra opción serían los relatos de fantasmas de M.R. James, que yo conocí gracias a The Magnus Archives y que no reciben (fuera del mundo anglosajón) tanto reconocimiento como merecen.

Y, por supuesto, no hace falta quedarse en obras en la lengua de Billy Shakes: El Lazarillo de Tormes, los Mitos y Leyendas de Bécquer. ¡Incluso El Quijote se podría beneficiar de este formato!

Por último, creo que sería interesante tratar de recuperar mitos y leyendas tradicionales de diversas culturas, pero ahí entraría también un estudio previo que les dejo a los profesionales. 

Y algo infaltable: ¿quién o quiénes son tus personajes favoritos de la novela?

Número uno, reina de mi corazón, crush antes de saber que podía tener crushes en chicas: Lucy Westenra.

Para empezar, ¿cuántas veces te encuentras en una obra (en especial en una de terror) un personaje femenino que va un poco «de flor en flor», hasta el punto de plantearse tener un harem, y que no es tratada como una mala pécora o algo peor por ello? Sí, Lucy es un poco viva la virgen y, frente a Mina —que seguramente solo ha bebido alcohol en su vida cuando Lucy la obligaba a ir a fiestas y tenía que fingir que quería hablar con un montón de desconocidos—, es esa persona social y carismática a la que siempre van a matar primero. Vamos, la rubia del slasher.

Sin embargo, también es un alma que se nos deja múltiples veces claro es cercana a impoluta, es evidentemente muy inteligente y tiene un coraje más que admirable (la forma en la que no se deja mangonear por los ancianos del banco, siempre desde su buena educación, me encanta).

Por no hablar de que su perdición al final es por una cualidad que, en general, suele tener la protagonista, no «la amiga de»: callarse las cosas, tratar de sobrellevar sola todos sus problemas y sus ansiedades sola es lo que desencadena el sonambulismo antes incluso de la llegada del Conde, lo que hace que no cuente cómo de mal está hasta que es físicamente imposible para ella… esto, combinado con cierto desdén hacia sí misma que cubre con su actitud jovial, la hacen un personaje complejo del que no me extraña cuatro tres personas se enamoraran más allá de toda razón humana.

Continúo con el «Doctor Mala Praxis»: Jonathan Seward, Jack para los amigos y John para Van Helsing (y que, además, en la versión de Re: Dracula que he mencionado antes, le pone voz Jonathan Sims, el creador de los también mentado The Magnus Archives). He de decir, más allá de una ideología sobre la salud mental que, por fortuna, se ha quedado atrás, este es el típico caso de un personaje que entra dentro de tu ranking de favoritos porque se parece mucho a ti.

Para terminar con mi trío favorito: Renfield (y, ahora que lo pienso, un robo que Lucy y Renfield no se conocieran, Jack hubiera sufrido el infierno en vida y hubiera sido hilarante). Sí; entiendo todos los problemas de ponerlo como representación de la locura y otras cosas (no hay que ser un genio para ver la forma en la que habla del Conde); pero, una vez nos quitamos el contexto histórico (que la novela se lee bastante actual pese a haberse publicado hace décadas), es un personaje (de nuevo) muy bien construido y muy interesante.

Es innegable que tiene trastornos mentales severos, pero, a pesar de ello, es una persona que se describe como de grandes capacidades mentales y, en cuanto tiene a su disposición aproximadamente la mitad de sus facultades, es capaz de no solo mantener conversaciones dinámicas e inteligentes, sino de realizar argumentos complejos en los que no solo depende de cuán «listo» es, pues también usa manipulación emocional. Mostrar a alguien siempre desde el punto de vista de terceros con tantos matices y que no caiga en saco roto y se vuelva olvidable es toda una proeza.

Y su relación con Drácula, incluso vista desde fuera, esa clara dependencia, ese deseo de más, la espera eterna a la que nos dan a entender está viéndose sometido, el saber en el fondo que él no va a salir de aquí consiguiendo lo que quiere, y aun así seguir citando a mi propia persona: Drácula es un villano demasiado real.

Déjanos cualquier otro comentario o apreciación que te haya dado la experiencia.

Me ha flipado.

Me explico: una cosa es leer un libro, aunque sean más de tres veces y otra muy diferente es tener que pararte en cada palabra, pero luego también hay que verlas en el contexto de su frase, pero luego en el global y en dar las voces y en pensar por qué tienen esas voces y qué hay detrás de lo que estás leyendo y saber que lo que estás escribiendo no es sólo para ti, sino que potencialmente lo va a leer gente cuyo rostro jamás verás y entonces tienes que esforzarse aún más; y los personajes que siempre han estado contigo ahora pasan a sentarse a tu lado mientras traduces un capítulo, sea la hora que sea, volviendo a las cinco de la mañana de un maratón de rol de mesa con absenta y mucha hidromiel en el cuerpo y da igual, porque estás con ellos y ya dormirás al día siguiente…

…Si el párrafo casi sin pausas no lo ha trasmitido bien, ahora lo digo de forma más amena y clara: ha sido intenso y duro, pero también una experiencia que me ha llenado plenamente y me ha hecho sentir bien incluso en mis momentos más bajos (y tengo muchos).

Creo que ahora aprecio aún más la obra original y el hecho de que hubo gente que se haya entusiasmado conmigo…no hay palabras para describir lo que se siente.

Supongo que, para terminar esta biblia que os estáis tragando decir: leed terror; en contra de lo que se nos suele vender desde el discurso más «académico» y «tradicional», es un género que tiene mucho que contar, mucho que analizar (y sobre-analizar) incluso en sus vertientes más puramente hechas para el entretenimiento ligero y, pongo la mano en el fuego, seas quién seas, hay una obra para ti dentro del género.

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