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La paradoja de Teseo de Drácula: quizás la novela más manoseada por la cultura pop

Drácula Bela Lugosi Portada
Debe ser casi imposible que alguien al escuchar Drácula, no reconozca al personaje. Con casi 130 años desde que se publicó, el libro cuenta con cientos de adaptaciones, sin embargo, entre más décadas pasan, menos se utiliza el material original y más se deja en el olvidó la real historia de amor que no, no es Drácula y su novia reencarnada.

Por: Judith Herrera

Si hablamos de obras que, sin duda, han atravesado océanos de cultura pop para reimaginar mitología en el imaginario colectivo, Drácula (Bram Stoker, 1897) estaría dentro de los primeros lugares si es que no liderando. Cientos de películas desde la clásica Nosferatu (F.W. Murnau, 1922), cómics como el reciente ejemplo dibujado por George Bless (2021), novelas –incluyendo aquella horrible continuación escrita por uno de los herederos de Stoker– y series de televisión como la protagonizada por Jonathan Rhys Meyer (Dracula, 2013), son solo ejemplos de la trascendencia que tiene el que debe ser el libro más conocido sobre el mito del vampiro.

¿Cómo olvidar al tétrico Drácula de Bela Lugosi (Tod Browning y Karl Freund, 1933)? ¿O el conde legendario interpretado por Christopher Lee (Terence Fisher, 1958)? O, incluso, ¿a la perturbante, pero romántica, figura que caracterizó Gary Oldman a inicios de los noventa (Francis Ford Coppola, 1992)? Hasta en Buffy, La Cazavampiros (Buffy, the Vampire Slayer, 1997), aparece el personaje en el primer capítulo de la quinta temporada.

Se podría pensar que a estas alturas, con casi 130 años desde que se publicó el manuscrito que hoy es parte del dominio público, muy pocos están ajenos a quién es Drácula, un monstruo aún más conocido que otros idolatrados como Godzilla o Darth Vader. Al menos, algo de conocimiento por simbiosis existe a raíz de alguna que otra película que se haya visto, o escuchado en alguna conversación.

Pero lo interesante que tiene Drácula no es solo el hecho de su trascendencia cultural, de cómo el mito del vampiro abandonó las esferas de la Europa pagana para ser categorizado bajo los estándares que revela el profesor Van Helsing: el daño que les hace la cruz, la sangre como alimento, y la muerte por estaca. Lo interesante también radica en lo mucho que durante estas décadas las adaptaciones han abandonado y olvidado la novela original, dejando fuera los elementos que la convierten en excepcional.


La paradoja de Teseo


Alguien que no ha leído la novela podría pensar que su punto más importante es el amor entre el conde y la joven Mina Murray. O las historias de cuando el conde estuvo en las guerras medievales, haciendo un pacto con el diablo para conseguir su inmortalidad. O al mítico y poderoso Van Helsing, viajando por Europa para perseguirlo al igual que sus posteriores herederos.

Todas esas ideas estarían erradas.

Y es que el arma de doble filo de tratarse de una de las obras literarias más conocidas y adaptadas es que, con cada nueva versión, más se aleja el contenido original del libro, al punto de que varias de las interpretaciones, en especial las más nuevas, carecen de la esencia que se consagra en sus personajes principales. Y no, no hablo del conde vampírico.

Lo que ha ocurrido con Drácula recuerda bien a aquel postulado de la paradoja de Teseo: ¿Si a una cosa se le reemplazan todos sus elementos, sigue siendo la misma? Si en cada adaptación se deja en el olvido pasajes, personajes, escenas y motivaciones, ¿sigue relacionándose con la novela escrita por Stoker, más allá de un alcance de nombres?

Pero antes de seguir, comentemos un poco la obra con pocos spoilers (pero han pasado 127 años, si no la has leído, bájate un PDF o compra una edición. ¡No te arrepentirás!)


Drácula Gary Oldman Texto

Como una persona a la que le gusta la literatura clásica y densa y que tiene a El Silmarillion (J. R. R. Tolkien, 1977) entre sus favoritos, entiendo perfectamente que no son del gusto de todos. Muchas veces se trata de narrativas que han quedado añejas y que si bien siguen perteneciendo al canon por su importancia universal, no son entretenidas de leer. Sé que ocurre, por ejemplo, con el Frankenstein de Mary Shelley (1818), que suele resultar pesado.

Habiendo dicho eso, afirmo con total corazón que Drácula es una excepción. Es un libro que se lee rápido, incluso más que algún facilón de Dan Brown. Una vez que lo comienzas, es imposible escapar.

Escrita en forma epistolar, la novela utiliza herramientas interesantes para enganchar al lector desde sus primeras páginas: acompañamos en su viaje a Transilvania al joven abogado, Jonathan Harker, a quien conocemos mediante sus diarios y cartas escritas a su novia y futura esposa, Mina Murray. Ella se nos hace cercana mediante sus propios diarios, en los que nos encontramos con su gran amiga Lucy Westenra y sus pretendientes, el americano Quincey Morris; Arthur Holmwood, quien finalmente resulta su prometido; y el doctor John Seward, quien también se encarga de avanzar la narrativa mediante sus bitácoras. Además, el libro también utiliza como recursos telegramas, recortes de prensa, información médica, para ir hilando los hechos y las reacciones de los protagonistas.

En Drácula, el personaje homónimo es, quizás, el menos interesante. Llegas por él, pero te quedas por Jonathan, Mina y los otros. El vampiro es la sombra malévola que mueve la historia, pero cuyo rol es secundario: de hecho, sus apariciones son menores y siempre desde el punto de vista de alguno de los personajes.

Personajes que te ganan el corazón, no solo los Harker, sino que Lucy y su simpatía, y cada uno de los pretendientes, su rápida amistad y convicción para vengarla. Ver al equipo inglés convertirse en cazadores de vampiros, aterrorizando al conde, es fenomenal. ¿Cómo olvidar aquella escena en que Jonathan salta de una ventana rota desde un segundo piso para ir detrás de Drácula o cuando Quincey le dispara a un murciélago espía? Ni hablar de la emboscada final y la muerte del no-muerto.

La novela ha sido analizada por más de un siglo, tesis y teorías se han escrito sobre sus temáticas, sobre sus metáforas: el miedo a lo desconocido, a la sexualidad, a los migrantes. Pero, quizás siendo una aburrida, me quedo con los tópicos menos subtextuales y más cursis: el poder de la amistad que representan los seis personajes que se ven vinculados por una trágica muerte; y la historia de amor entre Mina y Jonathan.

¡Si tan solo estos temas no fueran cada vez más ignorados por las adaptaciones que se han vuelto canon!


Inventa tu propia historia


Por estos días se encuentra en grabación una nueva adaptación del clásico, esta vez dirigida por Luc Besson, el mismo del Quinto Elemento (1997). En marzo, en conversación con Collider, mencionaba que lo que lo había atraído era la historia de amor. Una chica ingenua como yo habría pensado que por fin se haría justicia a Mina y Jonathan… pero no: “Cuando lees el libro, para mí, la parte más interesante es este hombre que va a esperar siglos y siglos porque quiere ver a su esposa otra vez. Así que para mí, es la historia de amor definitiva”.

Y es que la futura película seguirá el camino que canonizó la realizada por Francis Ford Coppola en los noventa en la que Mina es la reencarnación de la esposa muerta de Drácula, quien cruza océanos de eternidad para estar con ella. ¿Jonathan quién?

No me quejaré por los cambios que realice una adaptación. Su nombre lo indica, adapta el material, lo permuta y establece nuevas definiciones, nuevos personajes. El tema está en cómo incluso un director de cine puede apuntar sin ninguna vergüenza a un elemento que es mero fanfiction como si fuera realidad en la novela.

Jonathan y Mina son el punto más poderoso de la obra original. Jonathan sobrevive a la tortura en Transilvania, escapando como un maldito personaje de acción, netamente porque teme lo que hará Drácula cuando llegue a Inglaterra. Mina viaja sin ninguna duda cuando se entera de las condiciones en las que se encuentra Jonathan, enfermo de encefalitis en un hospital, casándose allí con él, en la penuria llena de amor. 

Jonathan, quien le entrega sus diarios a Mina, pidiéndole que no los lea, apesadumbrado porque cree que todo lo que vivió no fue más que su imaginación jugándole juegos. Y Mina, quien decide revisarlos y transcribirlos, luego de asegurarse de que sí, algo malévolo está ocurriendo. Y después, después de las alianzas y ataques, cuando Mina cree que estará perdida y Jonathan encanece de una noche a la mañana tras aquel terror, Mina les hace jurar que la destruirán, siendo su esposo el único que no puede comprometerse, amándola incluso condenada. Abrazándose a su regazo en una escena que nos cuenta el doctor Seward: “Su esposo se arrodilló a su lado y, rodeándola con sus brazos, escondió el rostro en los vuelos de su vestido. Van Helsing nos hizo una seña y salimos todos de la habitación, dejando a aquellos dos corazones amantes a solas con su Dios” (p. 188).


Drácula Christopher Lee Texto

Frente a todo eso, ¿cómo me puede interesar el cliché del vampiro enamorado? Que bien tiene mejores desarrollos en series como Buffy —y no, no me refiero a Angel cuando tenemos a Spike como mejor ejemplo—. Y lo digo como alguien que cuando leyó Drácula por primera vez, en los 2000, ya había visto la película de Coppola y realmente creía que el romance principal era entre el conde y Mina y que Jonathan sería tan soso como lo interpreta Keanu Reeves (lo siento señor Wick, su acento, su actuación, su falta de química con Winona… es doloroso de ver).

(Y ya que estamos, si Drácula tiene química con alguien es con Jonathan. No olvidar cuando lo rescata de sus novias y defiende con vehemencia su capacidad de amar, como lo narra nuestro querido abogado: “(…) Entonces el conde se volvió después de mirar atentamente mi cara, y dijo en un suave susurro: —Sí, yo también puedo amar; vosotras mismas lo sabéis por el pasado. ¿No es así?”).

La demolición del amor de Jonathan y Mina no es la única herida que dejan las adaptaciones. En algunas, los pretendientes son completamente eliminados, entregando sus acciones a Jonathan o Van Helsing –quien además se ha convertido en un héroe de acción muy distinto a su versión original–. Incluso el bueno de Jonathan ha sido borrado en otras. Y si bien se entiende que una novela larga con muchos personajes y sucesos, necesita un guion que la reinterprete para facilitar su traspaso a otro medio… varias veces el trabajo que queda es flojo y mediocre.

Al menos, en Nosferatu, la primera adaptación (ilegal, pero esa es otra jugosa historia) del libro, el no incluir hechos, personajes y resumir notoriamente el final, tenía un motivo bajo el contexto presupuestario y del cine de aquella época; otras como Drácula 2000 (Patrick Lussier), Drácula Untold (Gary Shore, 2014), y Drácula BBC (Mark Gatiss y Steven Moffat, 2020), son solo ideas repetidas o simplemente mediocres.


La hora del renacimiento


No todo está perdido. Si hay algo que Internet ama son los underdogs y Jonathan Harker cumple con todos los requisitos. Desde 2022 que opera Dracula Daily, un boletín glorioso que te llega al correo a partir del 3 de mayo, la primera entrada del diario de Jonathan en su viaje a Transilvania. Desde ahí, se envía toda la novela de acuerdo con las fechas en las que avanza la historia hasta completarse el 6 de noviembre con la última entrada del diario de Mina.

Dracula Daily no solo fue un hito innovador —y que inspiró también a una entretenida lectura de El Señor de los Anillos el año pasado según las fechas de la novela—, sino que revivió el interés por el canon real del libro, lejos de películas, cómics y series. En Tumblr, “nuestro buen amigo Jonathan”, se volvió un meme: de reírse del pobre inglés por su ingenuidad (“¿acaso mis horribles y demoníacas pesadillas son porque ocurre algo raro acá? No, debe ser el paprika de mi cena. Debo guardar la receta para compartirla con Mina”), terminó por siendo coronado como un héroe romántico, un poco torpe, pero, como dicen los jóvenes, totalmente un malewife que reúne miles de fanarts y otras muestras de amor por parte de sus fans –¡a ver si alguna productora se entera y por fin nos da una adaptación del Jonathan que merecemos!–.

“Lo que me impresiona de John y Mina es que no solo Jonathan seguiría amando a Mina si ella fuera un gusano, ¡él mataría por ese gusano! Gastaría sus ahorros de toda la vida construyendo un paraíso para el gusano Mina. Iría a la corte para obtener plenos derechos de ciudadanía para el gusano Mina. Compraría una máquina de escribir del tamaño de un gusano para que Mina pudiera seguir escribiendo su diario. Haría cualquier cosa por Mina si se convirtiera en un gusano. Entiendes esto”, plantea un post con más de mil reacciones.

“Yo y Mis amigas (Jonathan Harker) de camino a conocer a un cliente (el conde Drácula) a pesar de las malas vibras (todos persignándose y dándonos crucifijos), atribuyéndolo al dolor de estómago (no puedo manejar el paprika)”, parodia otro.

“Empecé a leer Dracula Daily sin saber casi nada sobre Drácula y absolutamente no podría haber predicho nada de lo que ha sucedido hasta ahora. Jonathan Harker, canon wife dude, se va en un rápido viaje de negocios y es secuestrado homoeróticamente por un excéntrico obsesionado con la cultura inglesa que además finge ser sus propios sirvientes cuando Jonathan no está mirando. Mientras tanto, la mejor amiga de su prometida ha recibido propuestas de matrimonio de tres hombres diferentes, incluyendo a un podcaster de 1897 y a un vaquero. Drácula roba la tarjeta de crédito de Jonathan y comienza a usar su ropa por la ciudad, luego aborda un barco y se come a toda la tripulación antes de darse cuenta de que no sabe cómo conducir. El chico del anime ni siquiera ha aparecido todavía”, resume otra publicación.



Y desde este año no solo podemos disfrutar de Dracula Daily, sino que también su versión en español: Querido Draculario “Inspirado por la idea mente-galaxia que es Dracula Daily, aquí llega tu Drácula Diario, ahora en español.¿Listes para conocer a Jonathan, Mina, Arthur, Lucy, Jack, Quincey y al Doc?”. 

Así que todavía estás a tiempo de suscribirte a cualquiera de los dos boletines (¡o a ambos!), ponerte al día, y sumarte a la aventura que termina en noviembre. 

De tanta creación mediante la cual se alimenta la cultura pop, revisar la obra original de Drácula, lejos de las adaptaciones, incluso las más clásicas y reverenciadas, vale la pena para comprender cómo es que llegó a ser tan popular y, al mismo tiempo, lo mucho que se ha perdido al estilo de la paradoja de Teseo entre tanta nueva interpretación que deja en el olvido lo que la hizo inmortal.

Y para finalizar dejo este video que me mandó una de mis sobrinas con un animatic realizado por un fan tras el fin de la primera versión de Dracula Daily:


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